El elogio del silencio
Silencio es recordar que toda palabra tiene un hoy y un mañana; es decir; un valor de momento y un alcance futuro incalculable.
Silencio es recordar que el valor de la palabra que pronunció no tanto viene de su propia significación ni de la intención que yo le imprimo, cuánto de la manera con que la comprende quién la oye.
Silencio es reconocer que los conflictos se resuelven mejor callando que hablando, y que el tiempo influye más en ellos que las palabras.
Silencio es reprimir la injuria que iba a escapársenos, y olvidar la que nos infirieron.
Silencio es recordar que si hubiera diferido una hora sola mi juicio sobre tal persona o suceso, en esa hora pudo llegar un dato nuevo, que hiciera variar aquél juicio temerario y cruel.
Silencio es recordar que el simple hecho de repetir lo que otros dicen, es formar la avalancha que luego arrastra la reputación y la tranquilidad de los demás.
Silencio es no quejarse, para no aumentar las penas de los otros.
Silencio es decir HICE, en vez de HARÉ.
Silencio es recordar que la palabra al pronunciarla, se lleva una parte de la energía necesaria para realizar la idea que aquélla encarna.
Silencio es no exponer la idea o el plan a medio concebir, ni leer la obra en borrador, ni dar como criatura viviente lo que es apenas un anhelo.
Silencio es la raíz y por eso sostiene.
Silencio es la savia, y por eso alimenta.
Silencio es recordar que si para nuestras cuitas y esperanzas es nuestro corazón un relicario, el corazón ajeno puede ser una plaza de feria y hasta un muladar.
Silencio es el capullo donde la oruga se cambia en mariposa y silencio es la nube donde se forma el rayo.
Silencio es concrentarse, seguir la propia órbita, hacer la propia obra, cumplir el propio designio.
Silencio es meditar, medir, pesar, aquilatar y acrisolar.
Silencio es la palabra justa, la intención recta, la promesa clara, el entusiasmo refrenado, la devoción que sabe a donde va.
Silencio es SER UNO MISMO, y no tambor que resuene bajo los dedos de la muchedumbre.
Silencio es tener un corazón de uno, un cerebro de uno, y no cambiar de sentimientos o de opinión porque así lo quieren los demás.
Silencio es hablar con DIOS antes que con los hombres, para no arrepentirse después de haber hablado.
Silencio es hablar uno calladamente con su propio dolor, y contenerlo hasta que se convierta en sonrisa, en plegaria, o en canto.
Silencio es, en fin, el reposo del sueño y el reposo de la muerte, donde todo se purifica y restaura, donde todo se iguala y perdona.
Deber
La gloria no, pero sí el deber. La gloria no, ¿hay, por ventura, algo perdurable sobre la tierra? El mundo que rodaba entre Marte y Júpiter, del cual no quedan sino los restos, bogando ciegamente en el vacío, ese mundo ¿no fue morada de almas? Allí hubo lucha, allí hubo el hervidero de las pasiones; allí la ciencia, el arte, el derecho, se abrieron paso por entre lágrimas y sangre. Allí hubo calvarios y hogueras para los mártires; allí también ridículos y horribles tiranos se bebieron la sangre de los oprimidos. ¿Dónde está hoy la historia de ese mundo?, ¿dónde las estatuas que inmortalizaban las grandes victorias?, ¿dónde las maravillas de la música y de la poesía?, ¿dónde el culto tributado a los insignes bienhechores?
El deber sí. Obrar conforme a nuestra ley interior, no romper el concierto de las fuerzas, no ser la nota disonante en la eterna sinfonía de Dios.
Esta idea es el gran móvil. Por esta idea marchamos al par de todas las criaturas; va la espiga, y presenta su grano; va el pájaro, y ofrenda su canto; la abeja, y ofrece su miel; el huracán, y da sus alas para llevar los gérmenes; la tierra, y presta su savia; el hombre y tributa su pensamiento.
Esta obediencia es nuestro vasallaje al gran Rey, el único libre entre los seres.
Cólera
Ella es.
Mi musa la furia de cabellos erizados que viene a azotarme la frente, a apuñalearme el corazón, a bañarme el alma en santa ira.
La cólera es también numen sagrado.
Cantad vosotros, ruiseñores, que podéis ver la gloria de la luz sin sentir la tristeza de las sombras, reíd, vosotros, los que comprendéis la comedia del mundo, sin palpar el negro drama de la vida; entonad himnos a la aurora, los que no sabéis que va a llegar la noche con sus horrores y sus crímenes. Yo me estoy bien, perdido en las tinieblas, lanzando rugidos y maldiciones. ¡Siento en mi rededor la fría caricia de los espectros, el hálito emponzoñado de los reptiles, el grito estremecedor de los hambrientos, la eterna queja de los inconsolables!
La risa no es mía, A cada instante veo la risa estúpida de¡ seductor que se burla de su víctima; de¡ necio que en vez de sacar del lodo a las flores caídas, pone sobre ellas su planta inmunda para abatirlas más; de los imbéciles que triunfantes en su vana alegría, insultan con su charla de mono el dolor de los que lloran; del idiota señor del oro, que desdeña al que sufre en silencio su miseria. Ríen los indignos, ríen los pequeños, ríen los necios, los inmundos ríen. Yo no quiero tomar parte en ese coro salido del infierno. Esa mueca horrible no sienta bien a las almas graves que respetan las ajenas desgracias. Satanás, cuando ha logrado perder un alma, rompe en carcajada inmensa que va asordando todos los antros del abismo.
La risa no está bien sino como suprema ironía, carcajada cervantina que pone a temblar en sus tronos de lodo a los dichosos sin luz. Si queréis verme reír, traedme aquí a los que tiranizan a los pueblos, a los que lamen los pies de los déspotas, a los que sacan tesoros de la conciencia, a los que rinden culto a ese grotesco títere que llaman sociedad, a los que huyen de la mujer que han pervertido, a los que se honran con los malvados de buena presencia, a los que desprecian al talento pobre y a la virtud indigente; ¡ah! traédmelos aquí para lanzar sobre ellos carcajada interminable, hiriente, desollante, que mate, que destroce, que aniquile todas esas basuras disfrazadas de seres humanos que están enlodando la obra de Dios!
¡Cólera, santa cólera! Mi musa eres tú. Golpea mi cabeza; recoge en tu ancho manto todas las bestialidades, todas las injusticias, y arrójalas sobre mi alma. ¡Quiero sumergirme en este mar de cieno, quiero asfixiarme en las exhalaciones de este pantano, quiero verme cubierto por ese alud de andrajos! Yo tengo fuego para consumir todo eso. Desplegaré mis alas, lanzaré lejos de mí la podredumbre humana, y alzaré el vuelo a las regiones luminosas donde reina el Sol.
Soy Niebla
Un inmenso sudario envuelve la llanura. De entre la mar de nieblas surge como un islote el cerro en cuya cima estoy. Después, el enorme vellón plomizo con que se arropa el Lempa; terso, compacto, sin un solo jirón, confundido allá en el confín del horizonte con la pálida claridad del cielo.
De pronto, brilla por el Oriente una franja rojiza de festones oscuros; debajo asoma otra, anaranjada, de tenue orla azulina; luego, otra celeste con cambiantes purpúreos; otra, violeta, franjeada de oro, estalla en rayos irisados que vienen trémulos, vacilantes como las antenas de una araña, a posarse en los dentados bordes de la cima.
Es el sol que llega arrastrando su clámide inflamada. Abajo, la niebla se mueve perezosa, despertando a las caricias de la luz.
Allá al Sur, descubre poco a poco su hundida cresta el Chichontepec; crece, afirma sus contornos, se empina, viene el sol en su ayuda, lo envuelve con sus cálidos besos, lo desnuda, lo ateza, desfleca su túnica plomiza que cae hecha jirones, y el abrupto volcán ostenta por fin su manto esmeraldino, bordado de sutiles encajes.
Aspero, rudo, huraño, el San Miguel se yergue hacia el Oriente. Al soplo de sus anchas fauces, las nieblas huyen a refugiarse en sus flancos. El volcán las persigue, les lanza su abrasador aliento, y ellas, temerosas del sol y del monte, vuelan despavoridas como bandada de níveas garzas a posarse en las risueñas faldas del Oromontique. El volcán queda libre, triunfante, mostrando fieramente sus raídos escarpes, y agitando al aire su penacho negruzco.
Los otros montes comienzan a despojarse de sus albos ropajes. El Tigre, el Siguatepeque, el Chinameca brotan uno tras otro del océano de brumas, y hasta el pequeño Oromontique hace pinicos para mostrar sus flancos cuajados de cafetos. Las nieblas huyen por todas partes; bajan de las colinas, corren desaladas por la llanura, y van, por fin, a detenerse sobre el Lempa, que serpentea bajo las densas nubes.
El sol avanza, sube deshecho en resplandores, asesta sus rayos sobre el llano, rompe las apretadas nieblas, y el Lempa asoma entonces sus escamas de plata, ancho, tranquilo, deslizándose entre los matorrales.
Las dispersas neblinas huyen por todas partes como bandadas de tímidas palomas, y allá perdidas entre la transparencia de¡ lejano horizonte, se entrevén los azulados torsos del Volcán de Agua y del Acatenango.
De entre los tupidos follajes, bota en cascadas de trinos resonantes, la diana triunfal de las aves.
Tristeza
He aquí que otra vez me asalta el cansancio de la vida. ¡Qué tristeza, qué cielo nublado, qué flores desprendidas del tallo, qué hojas secas que el viento arrastra, qué pajaritos solos en el nido, qué árboles rotos por el huracán, qué estrellas solitarias agonizantes en el azul sombrío!.....
Ahí cerca retoza un grupo de chiquillos. ¡Almitas blancas! con qué indiferencia juegan en los umbrales de la vida. Corren, gritar. se ríen; besa el aire sus cabecitas adorables de sus bocas olorosas sale no sé qué chillido que llena el alma. No piensan, no preven. no aspiran, no tienen ni recuerdos ni ensueños. En sus corazones no hay aún ninguna cicatriz; son felices estas bestiecitas inocentes.
¿Quién es aquel mendigo que ahí viene? Trae la faz arrugada, ¡os ojos sin brillo, la cabeza poblada de canas. Apenas se arrastra, ayudado de su báculo. ¡Qué cansancio el suyo! ¡Qué horrible cansancio de vivir! Preguntadle su historia: qué ha hecho, qué triunfos logró, que caídas tuvo, qué empresas llevó a cabo. -¡Ah, no me preguntéis: es tan largo eso! No sé: mi memoria está adormecida. ¡He sufrido tanto, tantos sucesos ocuparon mi espíritu, tantos sueños mi mente, tantas esperanzas ensancharon mi pecho! ¡Todo eso está muy lejos, tan lejos! ¿Para qué recordarlo? Estoy cansado, muy cansado. Dadme un vaso de agua clara y fresca, y luego, dejadme dormir ahí en un rincón de vuestro hogar.
¿Quién es aquel mendigo que ahí viene? Trae la faz arrugada, ¡os ojos sin brillo, la cabeza poblada de canas. Apenas se arrastra, ayudado de su báculo. ¡Qué cansancio el suyo! ¡Qué horrible cansancio de vivir! Preguntadle su historia: qué ha hecho, qué triunfos logró, que caídas tuvo, qué empresas llevó a cabo. -¡Ah, no me preguntéis: es tan largo eso! No sé: mi memoria está adormecida. ¡He sufrido tanto, tantos sucesos ocuparon mi espíritu, tantos sueños mi mente, tantas esperanzas ensancharon mi pecho! ¡Todo eso está muy lejos, tan lejos! ¿Para qué recordarlo? Estoy cansado, muy cansado. Dadme un vaso de agua clara y fresca, y luego, dejadme dormir ahí en un rincón de vuestro hogar.
Qué tormento, qué angustioso trabajo, qué esfuerzo perdido éste de luchar con la palabra.
Esta flor no es mi flor; esta montaña no es mi montaña; este desierto no es mi desierto, ni esta lágrima es la que tiembla en mis ojos, ni esta sonrisa es la que va y viene en mis labios con aleteos de colibrí, ni esta tempestad es la que ruge en el piélago de mi corazón.
No, no es esto. Torpe cincel, arpa destemplada, pincel vacilante, he ahí lo que vale el idioma.
Lo bello, lo bello sin tasa, lo blanco sin mancha, lo armonioso sin ruido, lo luciente sin sombra, no trasciende, no asoma, no se encarna.
¿Quién adivinará, quién leerá lo que vive oculto en mi cerebro? ¿quién será capaz de comprender mi poesía?
Me gusta ver la agonía de los moribundos. ¿En qué piensan? ¿Qué sienten en el momento de la muerte? Ah, voy a morir; ya dentro de un instante habré dejado la t i erra, para siempre, para no volver jamás. Ahí queda toda mi existencia, perdida, inútil, vana, sin fruto. Cómo luché; como me esforcé por realizar locuras; cómo me agité para llegar a no sé qué puerto fingido. ¿Y qué he logrado? Nada, nada, nada. Qué mentira es la vida, qué farsa, qué ilusión engañosa. Y ahora voy a morir. Ahora ya no hay esperanza. ¡Esperanza! ¿qué es la esperanza? .....
¡Oh qué tristeza! Todos los años los árboles pierden sus hojas y se visten de nuevos brotes. ¿A dónde van las hojas secas? Golondrina, ¿a dónde vas? ¿Eres tú la misma que hace un año fabricó su nido en el alero de la iglesia? ¡Ah! tal vez aquella ha muerto de frío en algún clima helado, y ahora vienes tú a ocupar su nido.
Cuando yo era niño tenía lindos juguetes. No sé qué se hicieron. Mis hermanas jugaban todos los días a estas horas con sus muñecas. Recuerdo muy bien el nombre de las muñequitas. Alicia, la de ojitos azules y tez blanca; Juanita, que tenía cabellera rubia y sabía decir mamá; la chiquitita Mimí, con sus botitas negras. Yo jugaba también. Hacía casitas para las muñecas.
¿Adónde vas, buen caminante? ¿Te alejas de tu casa o vuelves a tu querido hogar?
Veo que vas muy triste. Alégrate. Mira qué tarde serena, qué cielo sin nubes, qué flores cimbreándose en los tallos, qué hojas verdes que el viento acaricia, qué pajaritos chillando alegres en los nidos, qué árboles frondosos bebiendo la savia de la vida, qué estrellas rutilantes en el inmenso azul...
Risa negra
¿Crees que hay en mis palabras la involuntaria revelación de una pena?
¿Por qué?
Nada hay en mí que no se encuentre en los demás. Si acaso, mayor descuido para llevar la máscara.
Como tú, yo también me he asomado alguna vez a las simas de las almas, ¿y qué vi? Ulceras jamás cicatrizadas, heridas que sangran sin cesar, cementerios en que las esperanzas sepultadas no alcanzan a contarse.
No soy yo, somos todos.
Si el pecho no se vuelve torrente de suspiros, es porque esas pobres golondrinas morirían de frío. Si los ojos no rompen en llanto inagotable, es por que esas lágrimas caerían sobre la tierra estéril. Si la boca está muda y no se desata en gritos y blasfemias, es porque el cielo, abstraído en la serena contemplación de sí mismo, no escucha ni gritos ni blasfemias.
Es preciso que nadie se queje. Ocupado cada uno en beber sus propias lágrimas ¿quién está para consolar a nadie?
Y luego, sería de mal gusto que saliéramos todos por ahí, gimoteando, los ojos llenos de agua, la boca como un surco mal hecho, y la nariz convertida en un fuelle.
¡Qué contraste haría eso con nuestro clac, con nuestro frac, con nuestra corbata blanca y nuestros zapatillos de charol!
Lo mejor es callar.
Confortémonos con la risa, busquemos refugio en la charla que nos hace olvidarnos, y sobre todo, acojámonos al engaño. Sí, engañémonos: que cada uno haga creer al otro, que es feliz, que es leal, que es noble. Sí, engañémonos. Porque el engaño es la vida, y porque sería horrible que todos nos viéramos el corazón, ulcerado por el dolor, deshecho por la duda y podrido por la mentira.
Tú, que eres niña aún dulce y buena como una gatita que aún no da zarpazos, quédate ahí, resguardada por la dichosa ignorancia de la vida; no quieras tocar a las almas que naufragan en las tinieblas; no quieras tocar los corazones crucificados que llevan por inri esta palabra. ¡Jamás! ..
Mañana
Entre todas las sociedades, ninguna más imperfecta, más insuficiente, que la sociedad humana. Su organización actual es monstruosa: guerra sin descanso, brega terrible en que nadie triunfa. Los fuertes y los débiles acaban vencidos en este combate del infierno. Ni uno solo dichoso, ni uno solo que no salga con el corazón hecho jirones o con la inteligencia perdida.
El que no muere de hambre, muere de injusticia; el que no perece de frío, perece de amargura.
Lo que pomposamente llamamos civilización, no es sino barbarie, nada más que barbarie.
Digan lo que quieran los que están satisfechos del orden social en que vivimos, hay que removerlo todo de arriba abajo; derribar esta pirámide de mentiras y de tiranías. La revolución, la gran revolución cristiana humana, fraternal, está próxima. No hay que ponerle diques, porque serán arrollados. De en medio de los escombros del seno de la catástrofe, va a surgir, triunfante, esplendoroso, el reinado de la luz.
OBRA
El Dinero Maldito (Resumen)
Primera Opción
La obra habla sobre el alcoholismo en El Salvador y los diversos problemas sociales que este traer.
“El Dinero Maldito” toca aquellos puntos de la moral de la persona y a su vez establece normas de comportamiento e ideología para una mejora personal y una mejor sociedad.
En la obra se habla de un dinero que se gana de una forma justa por que se consigue por trabajar ósea es un dinero que de verdad las personas gana no lo roban, pero que lo gastan de una manera incorrecta.
El autor da a conocer que el dinero es maldito ya que este no da mas que problemas para el que lo emplea en vicios y no en su familia , que es la que mas sufre cuando uno de sus integrantes cae en la penuria del dinero maldito, ya que no supo como utilizarlo.
En la obra primero se ven estos factores de manera general en el sentido de que el autor expresa que las personas trabajan arduamente y duramente para conseguir su dinero pero que al final solo lo usan en cosas malas en cosas que les dan un fin mal como parar en el hospital, la cárcel o morir ya que los hombres trabajan duro durante toda la semana pero llegado el fin de semana utilizan el dinero para beber hasta perder la razón por completo mientras en sus casa sus familias tiene que buscar la forma de subsistir, y así los hombres que una vez trabajaron duramente y tenían un poco de dinero terminan hasta con deudas por buscar la manera de conseguir mas dinero y seguir utilizándolo en sus bebidas.
Luego en la obra se muestra una perspectiva desde la casa de un ebrio donde se demuestra que su familia vive en pena constantemente ya que el hombre al llegar ebrio a su casa maltrata a su familia no se da cuenta de lo que hace, se deja llevar por sus impulsos hasta llegar el momento en que el se da cuenta de que se ha alejado de sus familiares que el ha cambiado y no para bien que simplemente se ha convertido en una persona que necesita tomar.
Se ve manejado el concepto del bien y del mal a través de los ejemplos del pan y el revolver, el revolver representa el puñal y el pan el alimento, y se denota mucho sobre las elecciones que pueden hacer las personas al tomar cualquiera de los caminos posible que son el bien o el mal, claramente al tomar el camino del mal que en la obra se representa por la forma en que se utiliza el dinero da el resultado da el dinero maldito.
Alberto Masferrer menciona también que las personas que venden el licor, que lo elaboran y lo comercializan también son cómplices para crear el dinero maldito ya que por un lado ellos sacan provecho del dinero que las personas han ganado justamente pero que han utilizado de una manera incorrecta, creo que hasta cierto punto tiene razón de culpar también a los que producen estas bebidas ya que ellos hacen que las personas se conviertan en lo peor de el mundo sacando partes de ellos que creo nunca deberían ser mostradas a los demás.
Ahora a su favor, digo que todos los males que Alberto Masferrer expuso son validos incluso el de culpar a los que produce, distribuyen, venden este liquido “sagrado” por hacer que sus semejantes se conviertan en la escoria del mundo.
El concepto del bien y el mal a través de sus ejemplos el pan y el revolver el puñal y la elección que hacen las personas al tomar cualquiera de los dos caminos y eso da como resultado el Dinero Maldito si tomo el camino del mal
Personajes que intervienen tales como el juez abogado etc. que también se benefician del dinero maldito empleado por los personajes llevando miseria zozobra a las familias campesinas endeudándolas y asiéndoles aun más difícil su realidad siendo toda una cadena de personajes que se benefician del dinero maldito según la obra.
Segunda Opción
TEMA PRINCIPAL
El nombre de la obra se da por el empleo del hombre; del dinero que gana ya sea campesino o millonario en su forma de emplearlo el campesino gastarlo en el licor juegos de azar y el millonario por proveerlo o venderlo para permitirse darse los lujos con un dinero como dice la obra Dinero Maldito.
Ideas principales de la obra
El concepto del bien y el mal a través de sus ejemplos el pan y el revolver el puñal y la elección que hacen las personas al tomar cualquiera de los dos caminos y eso da como resultado el Dinero Maldito si tomo el camino del mal.
Personajes que intervienen tales como el juez abogado etc. que también se benefician del dinero maldito empleado por los personajes llevando miseria zozobra a las familias campesinas endeudándolas y asiéndoles aun más difícil su realidad siendo toda una cadena de personajes que se benefician del dinero maldito según la obra.
Personajes de la obra
- Pan
- Revolver
- Campesinos
- Cantinas
- Hospitales
- Juez
- Abogado
- Doctores
Argumento
Podemos decir que la obra del dinero maldito se refiere a la lucha constante del bien y el mal del cual decide únicamente el hombre.
como tal así nos habla en un principió que el campesino pasa los 6 días de la semana trabajando en el campo para el para el día domingo ir al pueblo a gastarse el dinero en alcohol y de ahí se despende toda una serie de acontecimientos como peleas dando como resultado peleas y muertos así el dinero ganado con laboriosidad se convierte en dinero maldito por la forma como lo gasta el campesino y el que lo vende recibe el dinero maldito en su segunda parte habla de hacer pan y revolver que es representado por el bien y el mal ya que el pan alimenta a ricos y pobres y el revolver representa el mal así como el puñal ya que solo sirve para dañar a las personas así que todos podemos hacer el bien o el mal pan o revolver eso lo decidimos nosotros y así recibimos dinero maldito o no girar alrededor de campo la persona lo emplea o como obtiene el dinero maldito.
Conclusiones
1) El camino del bien y el mal nosotros lo decidimos
2) Todos podemos hacer pan (bien) y lo encontramos de diferentes formas
3) El hombre salvadoreño siempre ha reflejado su sentido de laboriosidad
4) Podemos hacer el mal y perder según la obra categoría de humano
5) El oral que llevan las personas cuando son atacadas por el vicio del alcoholismo
6) El dinero maldito da como resultado hospital, deuda y cárcel
Citas
"Tal como la vida se halla organizada en nuestros tiempos, un pueblo analfabeto será, sin remedio, el esclavo de un grupo de perversos de su propio suelo, o la presa fácil de cualquiera nación poderosa que desee absorberlo o dominarlo".
"Siempre hay tribulación en la casa del ebrio".
"Hay una ciencia que debe ocupar toda la vida del hombre, desde que su razón despierta hasta que deja de vivir: tal es la moral o ciencia de la conducta, la más práctica e interesante de todas, pues de su conocimiento y aplicación depende que la humanidad avance o retroceda".
"Un límite para el que domina, para el que atesora. ¿Porqué no? Todas las cosas en el Cosmos lo tienen."
"Frente al vicio y al crimen, el Estado no debe tener más que una actitud, y es la guerra".
"Cuanto menos gobierno necesite un país, mayor será su prosperidad y ventura; la anarquía, que es una concepción ideal de la vida, de la vida sin gobierno, no lo es sino porque lleva implícita la perfección, la santidad del individuo".
"Necesitamos de gobierno porque somos malos. Porque somos crueles, perversos, codiciosos, brutales y tiránicos, necesitamos de que alguien nos vigile, nos contenga, nos reprima y nos castigue".
"Perfecta es la humildad de aquel que nunca olvida que la luz viene de lo Alto y no de él, y que no viene solo para él, sino para toda sombra y toda pena".
"******Espero que esto les sirva en sus estudios y tareas******".
Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Masferrer
http://www.poesiabreve.com/albertomasferrer.html
http://comisioncivicademocratica.org/ALBERTOMASFERRER.aspx
http://www.cuscatla.com/alberto_masferrer.htm
http://www.cuscatla.com/alberto_masferrer2.htm
http://es.wikiquote.org/wiki/Alberto_Masferrer